¿Qué sería de nosotros sin todo lo que nos ofrece el mar y sin la gente que trabaja en él? Está claro que ¡no seríamos NADA!
El comercio marítimo internacional y el mundo cuentan con un aliado incondicional: la gente de mar, quienes constituyen un eslabón esencial en el desarrollo del comercio internacional, en medio de riesgos y restricciones que atentan contra el cumplimiento de su labor. La gente de mar son todas aquellas personas relacionadas con la actividad marítima (transporte, comercio, acuicultura), dentro de una embarcación y los que brindan apoyo desde tierra.
Hoy 25 de junio, es el día de todas esas personas que faenan en nuestros mares y costas. Este 2023 la campaña del día de la gente del mar se centrará en la contribución de la gente del mar a la protección del medio marino.
Nosotros hoy queremos rendir homenaje a todas esas mariscadoras de a pie (colectivo compuesto mayoritariamente por mujeres) que acuden a las orillas de las Rías, con las primeras luces del día. Allí trabajan sin descanso durante horas, sean cuales sean las condiciones climatológicas, desde el frío invierno al sol primaveral, ellas siempre están al pie del cañón.
Las mariscadoras desarrollan su actividad de una forma completamente sostenible, contribuyendo así a la protección del medio marino. No sólo capturan mariscos, si no que se encargan de realizar otras labores para aumentar la producción como la siembra, los traslados de los cultivos a lugares más accesibles y el rareo, que se lleva a cabo cuando la población es excesiva.
Su “lucha” no acaba cuando termina la jornada, puesto que además de las guerras de precios, los beneficios se ven con frecuencia limitados por plagas y por la contaminación. El marisqueo está regulado por la Xunta de Galicia para evitar el furtivismo y la sobreexplotación, pero aun así existe y las mujeres han de luchar contra la recogida furtiva de los mariscadores sin licencia o el saqueo de los turistas a quienes les divierte “recoger sus propios bivalvos ”, destrozando demasiadas veces el duro trabajo de estas mujeres y, disminuyendo los beneficios.
Desde fuera puede parecer un trabajo bonito, y lo es, pero para ser mariscadoras hay que tener una piel especial, fuerza, conocimiento, vocación y mucho, muchísimo amor por el mar, para no sentirse tentado a cambiar de vida. No debemos olvidar que, se trata de un trabajo muy importante para Galicia.