Las mariscadoras gallegas llevan siglos rastreando las playas en busca de almejas y berberechos. Gracias a ellas sobrevive el marisqueo a pie, un antiquísimo arte de pesca amenazado hoy por el control biológico y la amenaza de los furtivos.
Un trabajo que gira en torno a las mareas, ya que solo cuando baja, es posible llevar a cabo este trabajo. La posición de la luna y el calendario las orienta, esperando el momento adecuado para lanzarse al mar en busca de estos manjares.
No importa que llueva o truene, ya que, como bien nos cuenta Álvaro Ybarra Zavala en XLSemanal, a penas disponen de 4h para escarbar en la arena con pesadas herramientas: azadas y rastrillos de diferentes formas.
Las mariscadoras gallegas recogen principalmente berberechos, almejas y navajas, entre otros, pero también llevan a cabo labores para aumentar la producción:
Las siembras, los traslados de cultivos a lugares más accesibles, el rareo, que se lleva a cabo cuando la población es excesiva y además mantienen a raya a especies depredadoras.
En definitiva, estas mujeres, constituyen una de las representaciones más exactas de la cultura gallega y manteniendo vivo uno de los pilares que hace única a esta tierra, la tradición.
Fotografías de Álvaro Ybarra Zavala