La caballa es un pescado azul de la familia de los escómbridos. Abunda en el Mediterráneo y en el océano Atlántico. Posee una carne blanca deliciosa, versátil en múltiples preparaciones y de fácil acceso en conserva por ejemplo.
Rica en ácidos grasos omega 3, la caballa contribuye a disminuir los niveles de colesterol y de triglicéridos en sangre y a cuidar nuestra salud cardiovascular. El consumo de caballa, así como de otros pescados azules, es recomendable debido a que contribuyen a disminuir el riesgo de enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos, según afirma la fundación española del corazón.
Supone una buena fuente de proteínas y contiene diferentes vitaminas y minerales. La caballa, por ser un pescado graso, también posee vitaminas liposolubles como A, D y E. La vitamina D favorece la absorción de calcio, su fijación al hueso y regula el nivel de calcio en la sangre; la vitamina A contribuye al mantenimiento, crecimiento y reparación de las mucosas, piel y otros tejidos del cuerpo.
Entre las funciones de la vitamina E destaca su acción antioxidante, es decir, constituye un factor protector frente a ciertas enfermedades degenerativas, enfermedades cardiovasculares y cáncer. En cuanto al contenido en minerales de la caballa, destaca la presencia de potasio, fósforo, magnesio, yodo, además de hierro. El potasio es un mineral necesario para el sistema nervioso y la actividad muscular.
Por otro lado, el fósforo está presente en los huesos y dientes, y también interviene en el sistema nervioso y en la actividad muscular. El magnesio favorece el buen funcionamiento de los intestinos, entre otros beneficios.
Por su parte, el hierro es necesario para la formación de hemoglobina, y un aporte adecuado previene la anemia ferropénica. Y el yodo es un mineral indispensable para el buen funcionamiento de la glándula tiroidea.
La caballa está repleta de propiedades nutricionales beneficiosas para nuestra salud.